Un País Enigmático
Turkmenistán, situado en Asia Central, es un país envuelto en misterio. Con solo unos 6 millones de habitantes y alrededor del 60% de su territorio cubierto por el desierto de Karakum, presenta una de las densidades de población más bajas. Históricamente, la región albergó la antigua Ruta de la Seda.
Recursos y Economía Opaca
Con recursos clave como el algodón y abundantes reservas de gas y petróleo, Turkmenistán es un jugador en el mercado global. Sin embargo, la opacidad de sus datos económicos y la gestión cuestionable de recursos generan preocupaciones sobre la equidad en el país.
Dictadura y Culto a la Personalidad
The Economist lo considera el país más dictatorial y radical del mundo. Los líderes turcomanos han llevado el culto a la personalidad a extremos, comparables incluso a Corea del Norte. Libros obligatorios, cambios en el calendario y restricciones draconianas caracterizan el control sobre la sociedad.
Sucesión Dictatorial
Desde su independencia en 1991, Turkmenistán ha experimentado solo tres presidentes, o mejor dicho, dictadores. Saparmirath Niyasow, el primero, llevó el culto a niveles asombrosos, incluso siendo proclamado presidente vitalicio. Tras su muerte en 2006, Gurbanguly Berdymuhamedov asumió, con promesas iniciales de sensatez.
La Ciudad de los Muertos y Despilfarro
Azjabat, la capital, se presenta como una ciudad lujosa con edificios de mármol y estatuas doradas. Sin embargo, las calles desiertas y el apodo "ciudad de los muertos" revelan el miedo constante de la población. El despilfarro en proyectos faraónicos contrasta con la pobreza y represión que enfrenta gran parte de la sociedad.
Dependencia Energética y Desafíos Geopolíticos
A pesar de poseer grandes reservas de gas, Turkmenistán enfrenta desafíos geopolíticos y geográficos. La falta de acceso al mar limita sus opciones de exportación, mientras que la dependencia de gasoductos hacia China e Irán plantea riesgos.
Continuidad Represiva
En marzo de 2022, el hijo de Berdymuhamedov asume la presidencia, prometiendo mantener las políticas de sus antepasados. Esto sugiere una continuación de la represión, prohibiciones y limitaciones a las libertades individuales. La incertidumbre persiste sobre el futuro de Turkmenistán y sus ciudadanos.